jueves, 24 de junio de 2010

El dulce manicomio



Marek Bienczyk, autor polaco del que nada sabía, ha escrito la novela más deliciosa que he podido leer en los últimos años.

Cosa notable calificarla como "deliciosa", pues la acción se sitúa en plena Segunda Guerra Mundial y en un manicomio polaco no lejos de Varsovia ni de su rebelión contra las tropas nazis. Y los tiempos no estaban para muchas alegrías.

No obstante, el halo de lirismo, de juego y canción popular que permea las páginas de este libro estupendo no decae ni siquiera en los momentos más duros, cuando la tragedia aparece por fin y decanta lo que al principio era sólo sospechas, como el destino que acaba por deshacer de un modo u otro a todos los personajes.

En cierto modo, "El manicomio" me ha recordado esa soberbia descripción del paisaje antes de la batalla que es "Los ojos del bosque", de Julien Gracq. En ambas hay un extraordinario uso del lenguaje y una acción que parece dilatarse sobre sí misma antes que acontezca lo inevitable.

Pero deberíamos haberlo intuido, pues la novela comienza con una carta de despedida. La mayor parte de la narración se centra en recordar los hechos anteriores a ésta. Y ahí encontramos algunos de los momentos más refrescantes.

En particular, no se me va de la memoria la escena del cumpleaños de Sonia. Bienczyk ha conseguido en media docena de páginas la sensación de un momento de absoluta felicidad que, como todos, se ve engranado con pequeñas tristezas, premoniciones fatales, temores inconfesados. Los personajes diríase que intentan atraparlo con las uñas para que se alargue, y eso hace el momento aún más intenso. Y bello.

También es destacable el personaje principal, Jurek, contable y narrador del manicomio de Tworki, ante cuyos ojos parciales y algo inmaduros desfilan un tropel de personajes diversos que sólo tienen en común el afán por vivir.

No es menos relevante el trabajo arduo e inspirado de la traductora, Maila Lema Quintana, que logra verter a un español fresco y creíble las rimas infantiles y juegos de palabras constantes y ese ritmo como de vals, o mazurca, o berceuse, o todos juntos, que es la novela entera. Un prodigio de buen hacer e inspiración.

Para no perdérsela.

martes, 15 de junio de 2010

Y ésta es otra broma, pero de las que hacen aplaudir en cuanto acaba la audición.



Una sugerencia


http://www.rtve.es/podcast/radio-3/melodias-pizarras/

Y luego me decís qué tal.