jueves, 30 de agosto de 2012

Ha muerto Bernardo Bonezzi


No puedo evitar un escalofrío al saber que han encontrado a Bonezzi muerto en su casa de Madrid. 




Lamento lo obvio de la cita musical, aunque el vídeo es para no perdérselo. Apenas catorce añitos tenía el chaval. Pero es que todos éramos demasiado jóvenes entonces. 

No sé, queridos, me temo que hoy ha muerto algo más que un músico. 

martes, 28 de agosto de 2012

¡YA!




A pesar de que el cuerpo se rebelaba contra la evidencia, provocándome una migraña de campeonato que dura ya dos días y apenas he podido controlar con ayuda de la química, he de anunciar que acabo de escribir el último párrafo de "Los Días y la Noche". A las 13:01, para ser más exactos. 

Que nadie se engañe: esto no es ni mucho menos el final del trabajo ingente de escribir una novela. Solo que ya se ve el final del túnel y, sobre todo, ya puedo comenzar a leerla con otros ojos y a saber si lo que hay escrito se corresponde mucho o poco con lo que quería decir. Y, por eso mismo, comenzar a valorarla. 

Porque juro que es la primera vez que no sé qué demonios he creado. Es decir, sí que lo sé, y de sobra, (la arquitectura de una novela como LDyLN no se improvisa así como así: uno ha de ser consciente hasta del mínimo detalle) pero no soy capaz de calcular el efecto que tendrá en un hipotético lector. De hecho, espero con incertidumbre ver qué efecto me causa a mí, leída toda de corrido y con el modo de corregir activado. Calculo que agridulce, como siempre. 

Pero, en fin, ya está. Los meses venideros van a ser de trabajo intenso y bastante ingrato, pero imprescindible. Es ahora cuando el ego creador se enfrenta con la realidad y tiene que ceder a sus imponderables. Y recortar, cambiar, esperar, sopesar y volver a cambiar. Así es la vida. 

De todos modos, cuanto más escribo más aprecio a cuantos, buenos o malos creadores, son capaces de rellenar la pantalla del ordenador con textos que nadie más ha construido. 

¡Hay que ver lo que cuesta mantener las obsesiones!

miércoles, 1 de agosto de 2012

El tercero de varios: "Una educación libertina", de Jean-Baptiste del Amo.




Publicado por Cabaret Voltaire ya el año pasado, creo que esta novela es un ejemplo esclarecedor sobre lo que, para bien y para mal, nuestros vecinos del norte entienden por "éxito literario de la temporada". Entre otros premios, ganó el Goncourt en 2009.

En primer lugar, es un libro de casi 500 páginas (adobado, por si nos parecían escasas, con una amena entrevista al autor realizada por la misma traductora, Lydia Vázquez Jiménez). 


Yo, que soy alérgico a los ladrillos, pensé que no acabaría su lectura, y menos sin antes soltar cuanto hubiera en mi estómago. Sobre todo, después de las primeras veinte o treinta páginas, que son verdaderamente desagradables. Sin embargo, persistí y juro que lo he terminado. Incluso he releído algún pasaje suelto, por mejor entender lo que se propone Jean-Baptiste. 


En primer lugar, y esto lo declara en la mentada entrevista, pretende desagradar al lector. A fe que lo consigue. Hacía tiempo que no sentía la necesidad física de apartar la mirada de una página impresa. Y en este caso me ha sucedido al menos tres o cuatro veces. Recuerdo que lo leía a las siete de la mañana en el cercanías y en más de una sesión llegué a Atocha trastornado por completo. 

La historia parece un Bildungsroman al uso, solo que centrado en el aprendizaje de la crueldad, el vicio y la abyección del personaje principal, de nombre Gaspard. Este, un joven labriego huido del campo a París, tras conocer a Étienne de V., noble libertino, se propone ascender cuanto antes la escala social. Para ello, se desprende de toda moral y, con ella, de todo atisbo de humanidad, como ha aprendido de su mentor en carne propia.


Y hay que decir que lo logra, aunque en su misma pretensión lleva el germen que acabará por dar al traste con todo, incluso su existencia.


La prosa de del Amo es exuberante, algo repetitiva y muy recargada, pero hipnótica. Tan pronto topas con páginas que dan envidia, por lo bien ejecutadas, como otras en que el libro se te cae de las manos. Y es que esta obra es excesiva, se mire por donde se mire. Excesiva es la pasión del autor por la novelística (francesa, sobre todo) de los siglos XVIII (Sade, Diderot) y XIX (Flaubert, Zola), así como por lo más afín del XX (Proust, Wittkop, Genet).


Excesiva, su fijación por lo corrupto, mórbido, depravado, asqueroso. Tanto en el aspecto físico como en el moral. Esta misma corrupción es la que, incardinada en su propio cuerpo, llevará a Gaspard a la cumbre de toda buena fortuna, que diría el clásico, y a su temprano final. 


Excesiva es también la descripción incesante a que somete al lector. No porque no sea brillante, de las más que he leído estos años, sino porque trata las figuras de París, el Sena o los ambientes de la nobleza como si fuesen personajes ellos mismos. Incluso están mejor definidos que algunos de los que campan por las infinitas páginas del libro. 


                                      Jean- Baptiste del Amo


En definitiva, una novela muy apropiada para el gusto francés, como decía. Literaria, recargada, epatante, algo petarda, muy sofisticada e incapaz de dejar indiferente a nadie.


Pero ya me gustaría tener tres o cuatro tochos así en España todas las temporadas. Otro gallo nos cantara.

Cómo está el patio




No creo que nadie necesite ser informado del talante "liberal" de los que por desgracia (de todos) nos gobiernan, pero aquí hay una perlita relacionada con la enseñanza en esta mi gloriosa Comunidad. Sin más comentarios.


http://mmbporlaeducacionpublica.blogspot.com.es/2012/07/lectura-publica-de-comunicado-sobre-la.html?spref=tw