miércoles, 6 de marzo de 2013

Jorge Ibargüengoitia


Ya hace tiempo que soy adicto a la prosa disolvente de Ibargüengoitia. El vicio comenzó por la recomendación de un amigo, como suele suceder, y la primera obra suya que leí fue "Estas ruinas que ves". Casi nada. 

No solo me encantó; entendí que había dado con un filón de inteligencia, sentido del humor, mala baba cáustica y gran poso cultural que no dejaba títere con cabeza de cuanto tocaba. Veamos un ejemplo del inicio de "Estas ruinas que ves": 

"Los habitantes de Cuévano suelen mirar a su alrededor y después concluir:
-Modestia aparte, somos la Atenas de por aquí.
Cuévano es una ciudad chica, pero bien arreglada y con pretensiones. Es capital del estado del Plan de Abajo, tiene una universidad por la que han pasado lumbreras y un teatro que cuando fue inaugurado, hace setenta años, no le pedía nada a ningún otro. Si no es cabeza de la diócesis es nomás porque durante el siglo pasado fue hervidero de liberales. Por esta razón, el obispo está en Pedrones, que es ciudad más grande. 
-Los de Pedrones -dicen en Cuévano- confunden lo grandioso con lo grandote".

Y desde ahí, todo hacia arriba. Un libro memorable. 


El tema casi único de su obra es la historia y la realidad mejicana, pasadas ambas por el cedazo de su mente irónica y mordaz. Acabo de leer de un tirón "Los pasos de López", crónica viperina sobre los balbuceos de la independencia mejicana. Si alguien no lo ha leído, que no tarde en hacerse con él. Es refrescante, divertido, terrible y casi perfecto en su sencillez.

Y qué decir de "Las muertas", tremenda historia de crímenes  en la miseria de un prostíbulo de mínima ciudad interior... 

Jorge Ibargüengoitia ya es, más que un clásico, alguien insoslayable si se quiere conocer la mentalidad de un pueblo como el mejicano, tan parecido a nosotros que a veces no puedo evitar un escalofrío de reconocimiento en medio de la carcajada.

Por cierto: recomiendo leerlo en papel. Las ediciones españolas merecen la pena y su prosa no luce igual de bien en pantalla. 

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