sábado, 25 de enero de 2014

Vivimos en un circo. En un puto circo.




1.- El tontolaba de Floriano, que se supera con cada declaración, asegurando que en España los que más pagan son los que más tienen (1). 

2.- El Ministro de Interior, invocando a Santa Teresa de Jesús para que abogue por nuestra patria y la ayude a salir de la crisis. Dice el mentecato: "Estoy seguro que el esfuerzo que ella desde arriba, que manda mucho, hara será un éxito"Tal cual lo leen (2). Y este señor es uno de los que ¿dirigen? España. 




3.- Una propuesta, que ahora mismo no sé en qué paso está del proceso para hacerse normativa, intenta que en los parques nacionales se permita la "caza selectiva". Y se quedan tan anchos, dejando que los amiguetes del señor marqués, o el banquero de pro, o el jeque de los petrodólares abatan la caza mayor que se les antoje dentro de zonas reservadas para mantener la vida salvaje fuera de toda intromisión. Y habrá que cerrar esos espacios a la visita del común de los mortales, por supuesto. No les vayamos a estropear el rececho. 

Ante esta nueva batería de imbecilidades, o salvajadas, o espectáculos circenses, no digo cómo estaba yo al punto de la mañana. Ni la de veces que he repetido: "Hay que echarlos a patadas, y cuanto antes, o nos destrozan lo poco que queda decente en este país".


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(1) Será porque las empresas, por ejemplo, cotizan a razón del 5%, entre exenciones y demás. Suponiendo que no lo escaqueen, cosa que suele suceder. 
(2) Crisis de la que su gobierno parece incapaz de sacarla, dada esa inamovible fe de tinte posguerrista. 

miércoles, 22 de enero de 2014

Cuatro impresiones sobre "La mala luz", de Carlos Castán.




Estaba acostumbrado a los espléndidos cuentos de Carlos Castán (mejores, a mi juicio, los de "Frío de vivir" que los de los muy recomendables "Museo de la soledad" y "Sólo de lo perdido", pero sobre eso hay opiniones) y he de decir que ésta su primera novela no me ha sorprendido. O ha sido una gran novedad, depende de cómo se considere. Porque quién se esperaba hasta doscientas y pocas páginas de letra generosa con los présbitas sin apenas argumento ni otra tensión narrativa que la encomendada al que siempre es su punto fuerte: el lenguaje. Quiero decir, su uso intenso, abrasivo y muy personal del lenguaje.

La historia del narrador, que indaga en su propia peripecia personal con motivo de la muerte violenta de su amigo Jacobo, recién jubilado, no tiene apenas anécdota. Salvo hasta el final del libro, que a mi juicio es la parte más estimulante. Tampoco puedo asegurar que se trate de la mejor porque, lo abras donde lo abras, "La mala luz" muestra un flujo introspectivo de alta calidad literaria al que no le preocupa demasiado la precisión narrativa y sí los cambiantes motivos del recuerdo.

La prosa de Carlos posee un curioso efecto hipnótico, te embalsama en sus ensoñaciones para que no puedas salir de esa red malsana y evocadora. A veces creo que va a perder interés y, como si me leyese el pensamiento, se recupera de inmediato y consigue atraparme de nuevo. He salido de "La mala luz" como quien sale de una jaula de leones: acalorado, algo espantado, perplejo, feliz.

La trayectoria de unos personajes que parecen abocados a la destrucción, sea por méritos propios o por mano ajena, en ningún caso nos rechaza, no hay distancia ni frialdad en la descripción de tantas desventuras emocionales. Las vueltas constantes sobre la herida emocional que envenena al narrador parece que hurgan en el abandono con la misma delectación que si saborease un plato vital delicioso. A veces parece que vagabundea por su mundo en busca de recuerdos que le hagan sentirse peor. Se supone que para hallar en su historia las causas de la desolación presente, pero uno intuye que, encuentre una u otra cosa, el final va a ser el mismo.

No lo descubro, por supuesto, pues espero que algún lector de este blog que todavía no conozca a Carlos Castán decida adentrarse en las páginas casi ponzoñosas de "La mala luz". Es uno de esos pocos libros que no te dejan permanecer igual que antes de leerlos. Y la experiencia, doy fe,
merece la pena.


miércoles, 15 de enero de 2014

Philippe Jaroussky, porque no está el día para amargarse.







¡Qué barbaridad de hombre! 

Suspende de su voz con la misma ductilidad y tensión apacible que si estuviésemos observando a un volatinero mientras se juega la vida en la cuerda floja. Con la ligereza de lo evidente, de lo que no puede ser de otro modo. 

Hay peligro en dejarse embaucar por las evoluciones de su garganta. Podría ser que nos olvidáramos de respirar durante demasiado tiempo. Otros mejores han caído. 


P.D.: Hace unas semanas tuve ocasión de oírlo en Madrid, interpretando precisamente esta obra, entre otras, y fue lo que cuenta la entrada del vídeo: un orgasmo musical. Huelga decir lo que gustó al público, entregado desde el primer momento, y lo que lo vitoreamos. Está en otro nivel, sin duda alguna. 

domingo, 12 de enero de 2014

Merleau-Ponty inducido y gozoso





Luis Álvarez me ha sugerido indirectamente en facebook la relectura de "El ojo y el espíritu", de Merleau-Ponty. Y creo que a cualquiera le puede resultar tan sugerente como a mí el comienzo del libro, que fue lo que me enganchó definitivamente a sus (a veces) altamente confusas, pero siempre interesantes reflexiones: 

"La ciencia manipula las cosas y renuncia 
a habitarlas. Saca de ellas sus modelos inter­-
nos, y operando con esos índices o variables 
las transformaciones que su definición le per-­
mite, no se confronta sino de tarde en tarde 
con el mundo actual. Ella es, siempre ha sido, 
ese pensamiento admirablemente activo, in­-
genioso, desenvuelto, ese prejuicio de tratar 
a todo ser como “objeto en general”, es de-­
cir, a la vez como si no fuera nada para no-­
sotros y sin embargo estuviese predestinado 
para nuestros artificios.

Pero la ciencia clásica conservaba el sen-­
timiento de la opacidad del mundo, al que pre­-
tendía alcanzar con sus construcciones; he 
aquí por qué se creía obligada a buscar un 
fundamento trascendente o trascendental para 
sus operaciones. Ahora hay esto completa-­
mente nuevo —no en la ciencia, en una filo-­
sofía de las ciencias bastante extendida— 
de que la práctica constructiva se considera 
autónoma y como tal se da, y que el pensa­-
miento se reduce deliberadamente al conjunto 
de las técnicas de aprehensión que inventa.
Pensar es ensayar, operar, transformar, con 
la única reserva de un control experimental 
en el que no intervienen sino los fenómenos 
altamente 'trabajados', y que nuestros apa-­
ratos más bien producen que registran". 




Un comienzo arrebatador. A partir de aquí, lo que me quiera decir, que me lo trago (provisionalmente) como si fuera gominolas. Luego ya no me suele convencer tanto, pero qué más da. La lectura de sus textos es más aventura intelectual que estudio de una visión del mundo. En cierto sentido, me recuerda a Claude Levi-Strauss, otro francés contemporáneo. Por eso son tan subyugantes. Por eso atrae tanto la filosofía. 

viernes, 10 de enero de 2014

Impudicia bancaria


Muchos, y "yo, el peor de todos" (1), venimos denunciando la campaña de acoso y derribo a todo lo público que aún persiste en este malhadado país (2). Es decir, lo que no se han beneficiado ya la pandilla de mangantes privatizadores que nos han gobernado desde el 2011 y entre 1996 y 2004.

Hoy tengo ganas de injuriar a alguien, pero me voy a contener porque no es mi estilo (habitual) y tampoco está tan claro el objetivo. O sí. Izquierda Unida ha denunciado al Banco de España y a la Comisión Nacional del Mercado de Valores por la campaña pedagógica (léase "adoctrinadora") que han dirigido a los infantes con perlas cultivadas como "gracias al dinero que se recibe por trabajar se pueden pagar servicios como la educación, la sanidad o la vivienda". 

Es decir, que el que tenga parné, que se agencie lo suyo. Su colegio, su hospital, su seguridad privada, su casa de no protección oficial. Y a los demás que les den. 

La pregunta es para qué hostias vamos a pagar la burrada de impuestos que pagamos (los idiotas de a pie, que no las empresas) si luego no hay una mierda de servicio público, con calidad y universal. Porque eso que dicen de "gratuito", nada. Está pagado y bien pagado por todos nuestros impuestos. 

Y, en cuanto a los que no pueden pagar y se benefician de lo común, planteo a estos fachones una muy triste cuestión: ¿prefieren que "la chusma" (3) los atraque por la calle o tenerla contenta con cuatro migajas?

En fin, que esta mierda de gobierno está consiguiendo hacernos recaer en el más negro tardofranquismo, aquél que yo creía ya olvidado desde mi niñez en Navarra, esa España de color sepia-gris, enormemente cutre, pacata, absurda, esa sensación de "qué asco más rico" que pretendíamos ajena a nuestras vidas. 


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(1) Parafraseando a Sta. Teresa de Jesús. 
(2) ¿Todavía puedo calificar a España de "malhadada" sin caer en sanciones apocalípticas? ¿Puedo sentir? ¿Puedo opinar? Me temo que no a todo, como decía la Tamayaza.
(3) El Chavo del Ocho dixit.

jueves, 9 de enero de 2014

Mortadelo y Filemón en el Ministerio de Interior





Debería haber sucedido el 28 de diciembre, pero estos cachondos del gobierno lo han dejado para anteayer. Supongo que querían alegrarnos el año nuevo.

Pues van y cascan en un comunicado que van a hacer tremenda redada en la sede de los controladores de presos de ETA.  Los que vigilan que nadie se mueva en las cárceles, ni más ni menos. 

Y van estos y como, a pesar de no haber sido los más listos de la clase, tampoco son tan, tan, tan gilipollas, cuando quiso llegar la Benemérita a trincarlos, estaban en pleno proceso de destrucción de pruebas y diciendo lo de "aquí te espero, comiendo un huevo".  

Para que luego sigan metiendo caña con la movida del bar Faisán. 

Este gobierno podría dar risa a paladas si no fuera porque son tan mezquinos, absurdos, sectarios, incompetentes y cuatro o cinco cosas más que se me ocurren pero está mal decirlas en público. No me vayan a acusar de injurias a la autoridad, que ahora salen por un pico.  




Pero nadie va a acusar  a los responsables, y el ministro misicas a la cabeza, de que ha habido connivencia con banda armada. Es que los no adictos al PP sí que tenemos algo de sentido común y preferimos reírnos de su estupidez.

Casi como si leyéramos un tebeo.